El viaje es hacia adentro

Escrito por: Julieth Gómez

@otrajulietha

Es el viaje una de las experiencias más transformadoras, el hecho de agarrar una maleta y obligarte a enfrentar que debes poner ahí solo lo que necesitas; andar con el pasaporte como única identidad y con el camino como único fin… una percepción casi idílica, aunque a veces es más y a veces es menos, ha sido siempre el viaje al igual que en la gesta homérica un intervalo de transformación, de lucha y de valentía; donde te lanzas al mundo con la idea de conquista, sea cual sea, y vas de puerto en puerto sin anclar definitivamente, o por el contrario vas sorteando aventuras, pero con la mirada puesta siempre en el regreso a Ítaca.

Ahora, que el umbral de nuestra propia casa es una barrera peligrosa y prohibida, el viaje es un anhelo, o un consuelo lejano. Sobreviviremos para volver a vernos, y con más ganas, para perdernos en el mundo; pero por ahora nos toca viajar desde nuestra sala o desde cualquier hueco de casa en el que nos sintamos cómodos. En este caso te recomendamos viajar con el cine, y recordar a Víctor Erice que una vez dijo “Para mí el cine es un país que no existe en los mapas, y para acceder a él no tuve que pasar grandes aduanas, nadie me pidió el pasaporte. Pero me hizo ciudadano del mundo.”

Por eso aquí te recomendamos 5 películas, para recorrer el mundo desde casa y recordar que siempre el viaje más importante es hacia adentro.

Pequeña Miss Sunshine

Esta película es la historia de Olive, tiene siete años, y a pesar de no encajar dentro de los estándares de belleza acostumbrados para los concursos infantiles estadounidenses, ha sido seleccionada como candidata en uno que se realizará esa misma semana en otro estado.

Para llegar deben meter a toda su familia (madre optimista, padre fracasado, tío suicida, hermano retraído y abuelo pervertido), en una vieja y destartalada combi. Este viaje no es solo una carrera contrarreloj por llegar a tiempo al concurso, es también un desencuentro maravilloso entre una familia llena de personas buenas, pero pérdidas en sus propios sueños, miserias e inseguridades; y que no logran entenderse entre ellos mismos.

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Película recomendada para quienes necesitan una dosis de optimismo, o quieren llorar recordando a su familia.

Comer, rezar, amar

¿Alguna vez al intentar levantarte en la mañana o al conciliar el sueño en la noche te has enfrentado directamente al fantasma de tus propias dudas para entender que no sabes quién eres y cómo llegaste a este punto exacto de tu vida? Eso le pasó a Liz, interpretada por Julia Roberts, protagonista de este filme basado en un libro del mismo nombre.

Nos encontramos con la historia de una mujer exitosa profesionalmente, casada y con una prometedora vida por delante, que de repente siente que esa vida y ese futuro no son su lugar y ello la lleva hacia un viaje literal y metafórico, de autoreflexión y encuentro con el amor propio, el del mundo y el amor hacia los otros, por Italia, India e Indonesia; todo un sueño mochilero.

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Película recomendada para quienes quieran reencontrarse con la posibilidad de amar, y sobre todo de volver a empezar.

La vida secreta de Walter Mitty

Debería existir un síndrome similar al del impostor, pero que se llame el síndrome de Walter Mitty, y que haga referencia a aquellos que vivimos más en nuestra cabeza que en el mundo real; personas que sueñan tan grande, que sienten que esos sueños nunca podrían ser reales.

Es esa forma de vivir la que ha hecho que Walter Mitty no tenga el valor suficiente para enfrentarse a los pequeños desafíos de la vida diaria: hablar con su jefe, tomar el metro o escribirle a la mujer de la que ha estado enamorado durante meses. Pero, un suceso inesperado hará que Walter deba emprender la aventura de su vida: viajar al otro lado del mundo para poder recuperar una pieza clave de su trabajo; encontrándose con esas pequeñas dificultades y casualidades que hacen que cada día se una aventura sorprendente.

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Película recomendada para quienes necesiten un impulso definitivo en la vida o sientan que no pueden soñar.

Hacia rutas salvajes

Dirigida por Sean Penn y con una música hermosa compuesta por Eddie Vedder, narra un tramo en la vida Christopher McCandless, quien al graduarse de su universidad decide emprender la ruta y despojarse de todo orgullo y pertenencia material para ir en la búsqueda de aquellos que él considera los ideales más puros y verdaderos; es también la epopeya del hombre, en la naturaleza más real; como lo plantearía y lo viviría Thoreau, quien es referenciado varias veces en la película.

Está inspirada en un libro, que narra la historia real de un joven que emprendió este mismo camino. Una experiencia cautivadora que lleva al espectador a cuestionarse, en el mejor de sus casos, la verdad de la vida y aquello que creemos necesario para poder transitarla.

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Película recomendada para quienes sienten que tienen búsquedas personales más profundas y espirituales.

Diarios de motocicleta

Esta es la joya de la corona de este artículo, para algunos quizás sea una película chocante ya que no comulgan con las ideas o formas del protagonista a quien hace alusión: Ernesto, el Che Guevara. Yo tampoco comulgo con sus formas, pero entiendo y valoro profundamente esta película que se convierte en un documento para entender las experiencias que lo llevaron a convertirse en el líder revolucionario que fue.

Está basada en sus diarios, y los de su amigo Alberto Granado cuando emprendieron un viaje por Sudamérica, que llevaría a Ernesto de la vida de estudiante de medicina, acomodado y estable, a enfrentarse a la realidad de una América profunda, empobrecida y lastimada, en medio de los paisajes más bellos y las culturas más ricas y poderosas. Hecho, que reafimaría su vocación de servicio y la necesidad de un transformación que liberara por fin al continente americano.

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Película recomendada para los idealistas, o para quienes necesiten entender más sobre las tristezas y necesidades de nuestro continente.

Cierro con esta película, y con su canción compuesta por el maravilloso Jorge Drexler, que fue relegado en los Óscar y no se le permitió cantarla por no ser lo suficientemente “famoso”: hurra por Jorge que al subir a recibir el premio a mejor canción, cantó el estribillo de la misma escupiendo su talento en la cara misma de la academia.

Y dedico esta canción, esta película y este artículo a mi amiga Deisy que por estos días debía estar conquistando la cumbre de Machu Picchu, abrazada por la imponencia y belleza de la sierra peruana; pronto, pronto será, de seguro que sí.